“La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay,
Dios!...” canta el músico panameño
Rubén Blades, junto con
Willie Colón, en su
salsera canción
Pedro Navaja. Y es una gran verdad.
Tal vez pueda parecer que el título no tenga ningún sentido,
ni siquiera al terminar de leer el post completo, pero puedo decirles que si
saben leer entre líneas percibirán que tiene muchísimo sentido.
No es secreto que soy una persona mayor… bueno tal vez no
tanto pero estoy a puertas de cumplir medio siglo… o sea: un señor mayor. Y si
bien no llegué a trabajar directamente con plomo (si leen un libro de la
historia de las artes gráficas sabrán de que estoy hablando) lo conocí muy de
cerca. Yo comencé con la era fría, o mejor dicho de la tipografía en frío.
Tipómetros, galeras, cálculos tipográficos, cera, cemento de contacto,
tiralíneas, Rotrings, IBM de bocha, eran algunos de los vocablos utilizados por aquellas épocas.
Píxeles, JPG, PDF eran palabras que no existían, y ni los
mas audaces escritores de ciencia ficción cavilaron en crearlas por aquel
entonces.
Aclaro que hace
34 años que me dedico al mundo de la gráfica, si treinta y cuatro años, y en estos años, mi vida laboral se vio desmembrada entre algunos países, principalmente
Argentina y
Brasil. Y es en el país verde amarelo que inicié no solo mis estudios de diseño y artes gráficas, sino que también fue donde comencé a dar mis pininos profesionales en el área, si bien
ya había comenzado a trabajar en gráfica un par de años antes en
Argentina.
Este preámbulo es para contarles que cuando decidí volver a la
Argentina (perdón de ser tan cacofónico) a comienzo de la década del
90 conocí el trabajo de un estudio de diseño que, a mi entender, fue uno de los mas grandes que hubo en este país. No!, no hablo del homónimo del escritor y poeta inglés, sino de unos muchachos, por aquel entonces, que realizaban trabajos de
altísimo nivel:
Piazza Rementería.
Uno de sus trabajos, tal vez el más revolucionario, surgió en
1996. Era la revista
Seventh Heaven la cual
estaba directamente relacionada con el mundo de la música, más específicamente con el rock progresivo, surgiendo de sus páginas la historia, en castellano, de bandas musicales de la talla de
Yes, Genesis, Emerson Lake & Palmer, King Crimson o
Pink Floyd, por poner algunos ejemplos.
Como buen fanático del rock y del diseño, me compre las cuatro ediciones publicadas, las cuales aun conservo no solo por su valor histórico, sino por su calidad, aun actual, de diseño de alta calidad.
Quiso el destino, o la vida para darle sentido al inicio de este texto, que un par de años después terminase participando de manera indirecta en otro proyecto de similares características, la revista
ToolBook que casi que inmediatamente pasó a llamarse
CommTools. No solo participé con un trabajo en la primera edición de esa revista, sino que un par de números después me mencionaron, con nombre y apellido, en una nota sobre el extinto
MMugAr, uno de los grupos de usuarios más importantes de
Macromedia a nivel mundial, con más de
5.000 miembros activos.
Pasa el tiempo, y la realidad de la
Argentina, y surge
RedArgenta un
nuevo y revolucionario proyecto. Como corresponde a un buen profesional que se
jacta de serlo, termino adquiriendo varios de sus productos.
Una de las grandes alegrías que me dio ser un profesional
del mundo gráfico, es poder terminar convirtiéndome en colega, y en algunos
casos hasta amigo, de varios de mis ídolos, como
Julio Freire, Ernesto Gracia
Seijas, Juan Zanotto, Benicio, Gabriel DiToto, Jose Neustadt, Daniel Higa, solo
por nombrar algunos.
Entre estos grandes maestros, e íconos, de las gráficas, también se encuentra
Mario Spina.
Si bien
Mario es alguien que no necesita presentación, para aquellos que no están seguros de quien sea, les cuento que es uno de los mas afamados docente y formador de emprendedores, así como también ilustre diseñador, editor y emprendedor independiente.
Demás está mencionar que entre sus credenciales figura haber participado en los proyectos
Seventh Heaven,
ToolBook,
CommTools y
RedArgenta.
Hoy es el director-fundador de
Leer Libros Libres, entre otros proyectos, cuyo principio básico es realmente muy interesante.
Quiere nuevamente la vida que en el día de ayer, el cual en lo particular fue un día más bien triste por algunos temas personales, me lo encuentre en el
Encuentro Latinoamericano de Diseño de la
Universidad de Palermo, lugar donde se encontraba a raíz de su conferencia "
Emprender desde cero".
Teníamos pendiente un café, el cual se mantiene pendiente aun, pero pudimos charlar por largo rato, recordando los inicios del
DTP (sigla que ya no se utiliza pero que significaba
Desktop publishing, denominación en inglés de lo que se denomina publicación de escritorio o autoedición) y todo el trabajo que implicaba realizar una simple separación de dos colores, o escribir un texto curvo, entre otras cosas que hoy en día se realizan pulsando un simple comando.
En el medio de este extraordinario coloquio de historia que compartíamos,
aparece uno de los mentores de muchos de los proyectos aquí mencionados:
JorgePiazza.
Finalmente aquí viene el eje motivador de este post…
Mario le pregunta a Jorge si conocía a
Marcelo Monzón, o sea a mi, a lo que
Piazza le responde que si de nombre pero no había tenido el gusto de conocerlo (me) personalmente.
De mas está aclarar que esa simple frase me remontó veinte años atrás, cuando regresé a la
Argentina y quedé maravillado con la creatividad del equipo de trabajo de
Piazza Rementería, del cual él era mentor y donde
Mario participaba activamente.
Y con ese pequeño logro personal, y con una sonrisa de satisfacción en el rostro, terminé un lluvioso día que había comenzado de forma muy amarga.
“
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay,
Dios!...”