La obra está compuesta por 830 pequeñas escuadras de madera conectadas a otra tanta cantidad servomotores, y en su centro, una cámara de video, la cual se encarga de examinar al visitante que se sitúa frente al espejo. La imagen recibida es analizada por una computadora que codifica la imagen recibida convirtiéndola en comandos de movimiento los cuales controlan el movimiento de todas y cada una de las piezas para que reflejen la figura de quien posa ante esta creación. El resultado del conjunto es capaz de dejar anonadado a más de uno.
La imagen obtenida, recuerda muchísimo a las imágenes creadas a partir de mosaicos (ver tutorial El sabor del encuentro) o también pueden recordar las imágenes "pixeladas" para prevenir el reconocimiento de una persona.
Como reza un viejo dicho popular, una imagen vale más que 1000 palabras...
Fuente: Daniel Rozin Interactive Art
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